miércoles, 18 de junio de 2014

Tarde Gris

El día de descanso comenzaba, se levantó y aún seguía sintiendo cansancio pero se animaba al pensar en las cosas que podría hacer en la tarde. Mientras transcurría el día se ocupaba de varias labores, mientras a unos kilómetros de distancia se iba extendiendo una nube que hace tiempo no aparecía, una nube densa y oscura, silenciosa... así como la calma que va antes de la tormenta, donde las nubes opacan el cielo y uno se siente atrapado, sin poder ver la luz que hay más arriba. A esos kilómetros de distancia se encontraba un joven, atrapado en su pueblo, donde la gente se resguardaba en sus casas por miedo a salir; todas las actividades del poblado se había suspendido, y con ellas sus alegrías.
El joven la esperaba a ella pero al pasar las horas vio que nunca llegaría, y ella, a lo lejos, no imaginaba la nube que se extendía por el valle. Pasadas las horas y terminadas sus labores emprendió el camino hacía el poblado próximo, ya iba atardeciendo pero se veía más tarde aún por esas nubes que ya impedían todo rayo de luz sobre la tierra, y al ir acercándose notó la ausencia de las personas... la ausencia de él.
Luego de un rato de ir vagando lo encontró, encontró ausencia en su mirada, ausencia en sus emociones... sintió la ausencia de él aunque lo tuviera de frente, con la mirada fija en la nada. La nube se retiraba poco a poco dirigiéndose hacia el mar, y con ello aparecían las personas otra vez, volviendo a su rutina de diario, la misma que hacían antes del anochecer y terminar el día, y ella temió que con el comienzo de la noche también comenzara el olvido de él.


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